AMMA (Español)


Mata Amritanandamayi
(Ammachi)


Traducción de Maryam Nur.

Una diminuta mujer de piel oscura, envuelta en un sari blanco, irradia luz mientras camina con dificultad a lo largo de un pasillo de amorosos devotos. Sus manos extendidas son como penachos de plumas, ondeando, estirándose para rozarla mientras ella abandona el abarrotado recinto. Su rostro es plácido, fuerte y completamente alerta, igual que en las últimas cinco horas, pero su cuerpo exhausto apenas puede mantener el equilibrio; parece que vaya a tropezar o desmayarse antes de poder alcanzar el coche que la espera en el exterior. El hombro derecho de su sari está manchado del sudor y las lágrimas, de mil mejillas que han encontrado refugio allí.
Mata Amritanandamayi, desde temprano esta mañana, sin pausas para comer y ni tan sólo para un sorbo de agua, ha sostenido literalmente a mil personas en su regazo; ha escuchado sus problemas y sus anhelos espirituales más profundos, les ha regado con pétalos de flores, ha puesto dulces prasad (ofrendas consagradas) en sus palmas, ha bendecido sus fotos, malas (rosarios) y niños y, uno tras otro, cada uno de los suplicantes ha recibido el mismo amor cósmico completo de Ammachi, la Madre Santa. Jóvenes y viejos, casados y solteros, hombres y mujeres, ricos, pobres, bellos, discapacitados, suspicaces, locos y sinceros –todos son bienvenidos sin excepción. A medida que abraza a cada uno, cantando suavemente “Ma, Ma, Ma, Ma” en el oído de cada persona, la transmisión de la compasión que proviene de ella es una corriente constante que nunca se interrumpe, nunca flaquea, y su cara luminosa nunca registra la menor traza de preferencia o temor en relación al que se arrodilla frente a ella.
Dicen que Ammachi es un avatar, una encarnación de lo Divino en la tierra. Dicen que su ego ha sido completamente destruido, que cualquier vestigio de identificación con un sentido separado del yo ha sido aniquilado. Dice que cuando mira, únicamente ve un Yo en cada uno.
Así que, de alguien de quien se dice que ha cruzado al otro lado, ¿qué podemos aprender de la relación correcta con el ego?
Si sus ojos ven sólo a Dios, ¿existe el ego incluso, desde su punto de vista?
¿Cuál es el mensaje de esta mahatma (alma grande) para los buscadores sinceros de moksha (liberación), en lo que se refiere a la batalla más fundamental y, en última instancia, la más desafiante de la vida espiritual?
¿Cómo se manifiesta su amor aparentemente infinito cuando se encuentra con el enemigo de sus discípulos, el ego?
La guía de Mata Amritanandamayi para el buscador de la liberación es simple y absoluta: Sirve a Dios y derrota al ego y todos sus deseos. Dice, como muchos de los más reverenciados santos y sabios han proclamado también a lo largo de la historia, “El contentamiento surge de la carencia de ego. Y la carencia de ego viene de la devoción, el amor y la rendición completa al Señor Supremo”.
Las enseñanzas públicas de Ammachi tienen lugar en encuentros tradicionales llamados “Devi Bhava” (literalmente “tipo de humor de la diosa”) y “darshan” (audiencia con un guru), donde abraza y bendice a todos aquellos que vienen a verla. Casi un cuarto de millón de personas la buscan cada año, y ella recibe a todos y cada uno, dándoles amor y ayudándoles con preocupaciones espirituales y mundanas. No puede rechazar a nadie, porque para la Madre Divina, todos son iguales en su necesidad de amor.
“Durante el Bhava”, explica, “viene diferentes tipos de personas a verme, algunos por devoción, otros buscando una solución para sus problemas mundanos, y otros para alivio de dolencias. No descarto a nadie. ¿Puedo rechazarlos? ¿Son diferentes de mí? ¿No somos todos cuentas ensartadas del hilo de la vida? Según el nivel de pensamiento de cada uno, así me ven. Tanto aquellos que me aman como aquellos que me odian son lo mismo para mí”.
Ammachi es infatigable o, por lo menos, la fatiga física parece pesar poco sobre ella. Su meditación sobre la corriente divina parece ahogar toda conciencia corporal. Después de todo el viaje entre la India y Europa, o de haber dormido sólo una hora la noche anterior, Ammachi llega justo a tiempo para dar darshan. Responde a preguntas espirituales, distribuye bhasma (ceniza sagrada curativa) a los enfermos, y no hasta cinco o seis horas, y siete, ocho o novecientas almas después, cuando hasta la última persona ha sido recibida, se levantará para comer y descansar un corto tiempo antes de volver sólo unas pocas horas después, nuevamente justo a tiempo, para cantar, meditar y recibir los mil o más peregrinos espirituales que han venido por abrazo de bendición.
Refiriéndose con frecuencia a sí misma desde la tercera persona, Ammachi habla de la pasión que la anima: “Cada gota de sangre de la Madre, cada una de las partículas de su energía es para sus niños (devotos)… El propósito de este cuerpo y de toda la vida de la Madre es servir a sus niños. El único deseo de la Madre es que sus manos estén siempre sobre los hombros de alguien, consolándolos y acariciándolos y secando sus lágrimas, hasta su último aliento”.
El servicio desinteresado, enseña Ammachi, es toda su vida y es el camino que prescribe a los buscadores espirituales comprometidos con la trascendencia del ego, con la destrucción del sentido de una existencia separada.
Se mire como se mire, es la que trabaja más duro en su ashram en Idamannel, en el sur de la India, siendo Ammachi un ejemplo viviente de su enseñanza. Se la puede encontrar llevando ladrillos a los edificios en construcción, cuidando vacas o limpiando baños, además de encontrarse con sus brahmacharis y brahmacharinis (estudiantes célibes hombres y mujeres), y cuidando de todos los asuntos del ashram. Sus discípulos explican historias de cómo, incluso después de un largo día de recibir visitas, Ammachi les cocina y los alimenta como niños pequeños, de su propia mano. También cumple con un horario de viajes a lo largo del mundo que lleva a sus devotos más cercanos al agotamiento, inspirado además numerosas obras benéficas –proyectos ambiciosos que han mejorado de forma tangible las vidas de miles de personas, incluyendo un hospital para transplantes de corazón recién terminado, con los últimos avances, valorado en 55 millones $ y con 800 camas; un orfanato para 600 niños; 5.000 viviendas gratuitas para los pobres y una de las mejores universidades de informática de su estado nativo de Kerala.
La compasión de Ammachi parece virtualmente ilimitada. Está tan intoxicada con Dios que parece haber quemado cualquier traza de deseos personales, y muchos alrededor del mundo la veneran como la misma presencia del amor incondicional. Y aún así, Mata Amritanandamayi, la “Madre de la Bendición Inmortal”, también tiene un rostro airado.
Aunque acepta incondicionalmente a aquellos que inicialmente van a visitarla, para aquellos que han elegido vivir su vida bajo su tutela, como sus discípulos, es conocida por ser una maestra espiritual rigurosa y exigente por igual. Su disciplina puede ser fiera; sus estudiantes dicen que acercarse a Ammachi, es acercarse al fuego. En las enseñanzas de Ammachi, el papel del guru es “romper el ego del discípulo” para que “puedan conocer la realidad”. Les avisa de los peligros del ego, diciendo: “La ceguera de los ojos es soportable y puede manejarse… Puedes seguir teniendo un corazón amoroso y compasivo. Pero cuando estás cegado por el ego, estás completamente ciego… La ceguera que conlleva el ego te empuja a la oscuridad total”.
Ammachi cree que el camino a la liberación es un camino de humildad y obediencia, y que es únicamente inclinándose ante al guru que el discípulo puede mantener su ego bajo control. Los estudiantes más antiguos de buena gana explican historias de privaciones y pruebas, del “apalear del ego” y “la rebelión del ego” que experimentan a los pies de su bienamada guru. Hablan con frecuencia y con respeto de los duros horarios, la falta de confort físico y la estricta disciplina que los ha puesto a prueba en más de una ocasión. “No siempre es fácil estar con la Madre”, dicen, “pero ella nos ayuda a acelerar nuestro karma”.
Una estudiante occidental de treinta años, describió alguna de las muchas formas con que Ammachi desafía a sus discípulos, y explicó cómo en su propio caso Ammachi la separó de su marido durante largos períodos de tiempo, para facilitar el avance de su sadhana (práctica espiritual) y “poner presión sobre sus egos”.
Los estudiantes bajos las órdenes de Ammachi observan un celibato estricto, y los residentes de su ashram practican ocho horas de meditación diaria, además de su karma yoga (servicio desinteresado). Sus discípulos duermen poco, con frecuencia sólo cuatro horas cada noche, y no es raro que sean sólo una o dos. “Nos mantiene en el límite todo el tiempo, y nos enseña a rendirnos”, dice un devoto. “Si buscas para ti mismo, terminas frustrado y enfadado, así que aprendes a dejarte ir”.
Cuando una vez un visitante le preguntó si el trabajo duro, como acarrear ladrillos, no pone a prueba injustamente a los brahmacharis, Ammachi explicó sin dudar por qué ella a veces llama a sus estudiantes a trabajar, incluso en la madrugada, después de que se hayan ido a dormir: “Amma quiere ver cuántos de ellos tienen el espíritu del altruismo, o si viven únicamente para las comodidades corporales. En tales ocasiones, podemos ver si su meditación les está beneficiando en algo. Tenemos que desarrollar el estar listos para ayudar cuando otros están luchando. De otro modo, ¿cuál es el objeto de hacer tapas (austeridades)?”
Ammachi conoce bien las debilidades de la naturaleza humana. Con frecuencia, cuando sus discípulos se muestran orgullosos o testarudos, y no cuidan en seguir su guía, ella va a ayunar, rechazando tanto comida como agua. Saber que su bienamada guru está pasando hambre por su causa es el peor castigo que se les puede dar, confiesan sus brahmacharis.
“El verdadero guru no permitirá que crezca una pizca de ego (en un discípulo)”, dice Ammachi. “Para controlar el crecimiento del orgullo, el guru puede actuar de manera muy cruel… La gente que ve cómo los herreros forjan una pieza de hierro caliente con su martillo, puede pensar que es una persona cruel. La pieza de hierro también puede pensar que no se puede encontrar a alguien más bestia. Pero mientras golpea cada vez, el herrero piensa únicamente en el producto final. El guru verdadero también es así”.
Para algunos observadores, los estándares de Ammachi para sus discípulos parecen duros, y desconcertantemente distintos del amor incondicional que expresa en su papel de Madre Divina que todo lo abraza. Y en un momento en que la noción de amor incondicional es tan querida en las mentes de muchos buscadores occidentales, los dos bhavas (humores) opuestos de la Madre retan algunas creencias profundamente enraizadas.
Así que, ¿qué es la compasión en relación con el ego? ¿Cuál es la relación correcta con este enemigo permanente del buscador tras la iluminación?
En Paris, durante dos horas y media en medio del darshan de Ammachi, tuve el raro privilegio de entrevistar a esta mujer extraordinaria para este número de WIE.



ENTREVISTA


WIE: ¿Qué es el ego?

MATA AMRITANANDAMAYI: En realidad está preguntando, ¿qué es lo irreal? Pero, ¿cómo puede describirse lo irreal? ¿Qué utilidad tiene hablar de algo que no es real, que no existe? Y, ¿cómo se puede hablar de lo que es real?. Amma sólo puede darte algunas pistas. La mente es el ego. Pero el ego es una gran mentira –es un mentiroso. Es irreal.
Había un chico que cuidaba vacas, que las llevaba a los prados todas las mañanas, y las devolvía al establo al final del día. Un atardecer, mientras ataba las vacas para la noche, el chico encontró que a una de ellas le faltaba la cuerda. Temió que se escapara, pero era demasiado tarde para ir a comprar una cuerda nueva. El chico no sabía que hacer, así que fue a ver a un hombre sabio que vivía cerca, y le pidió su consejo. El hombre sabio le dijo al chico que hiciera como que ataba la vaca, y se asegurara de que la vaca lo veía haciéndolo. El chico hizo como el hombre sabio le sugirió, e hizo como si atara la vaca. A la mañana siguiente, el chico descubrió que la vaca había estado quieta toda la noche. Desató las vacas como de costumbre, y todas salieron fuera. Estaba a punto de irse hacia los prados, cuando se dio cuenta de que la vaca a la que le faltaba la cuerda todavía estaba en el establo. Estaba de pie en el mismo sitio donde había estado toda la noche. Intentó obligarla a unirse al rebaño, pero no se quiso mover. El chico estaba perplejo. Volvió donde el hombre sabio, quien dijo, “La vaca aún piensa que está atada. Vuelve y haz como que la desatas”. El chico hizo como le dijo, y la vaca alegremente dejó el establo.
Esto es lo que hace el guru con el ego del discípulo. El guru nos ayuda a desatar lo que nunca estuvo ahí. Como la vaca, debido a nuestra ignorancia, creemos que estamos limitados por el ego cuando, en realidad, somos completamente libres. Sin embargo, necesitamos que nos convenzan de esto. El ego es una ilusión sin existencia propia. Parece real por el poder que obtiene del Atman (el Yo). Obtiene vida por el Atman. El ego por sí mismo puede compararse a una materia muerta; porque sin el Atman, no tendría vida. Deja de dar apoyo al ego, y el se retirará y desaparecerá. Nosotros mismos le damos al ego irreal su realidad. Muéstralo como lo que es, o mejor, como lo que no es, y será su final.
Un perro mueve su cola –no es la cola la que mueve el perro. Si fuera la cola la que moviera el perro, ¡sería desastroso! Lo mismo es cierto para la mente. La mente, o el ego, no debe ser más que una herramienta útil; un sadhaka (buscador espiritual) no debe permitirse ser guiado por los caprichos y extravagancias de la mente.
El ego consiste en nuestros pensamientos y nuestra mente. Nuestros pensamientos son nuestra propia creación. Los hacemos reales cooperando con ellos. Si retiramos nuestro apoyo, se disuelven. Simplemente tenemos que observar nuestros pensamientos. Las nubes en el cielo toman formas diferentes, y cambian constantemente. Puedes ver nubes que pasan que parecen caras de los dioses, o diferentes animales, o barcos navegando. Un niño pequeño puede creer que estas formas son reales, pero, por supuesto, son sólo ilusiones. De la misma forma, nuestros pensamientos siempre cambiantes navegan por la mente, que es el ego. Asumen diferentes formas, pero no son más reales que la forma de una nube en el cielo. Si simplemente observamos nuestros pensamientos a medida que se deslizan, no van a tener más efecto sobre nosotros, ni van a influenciarnos de ninguna forma.
Un león hecho de madera de sándalo es real para un niño, pero para un adulto es una pieza de madera de sándalo. Para el niño, la madera está oculta, revelando únicamente el león. El adulto también puede disfrutar del león, pero sabe que no es real. Para él, la madera es real, no el león. De la misma forma, para un alma realizada en el Ser, el universo entero no es más que la esencia, la “madera” que lo abarca todo, el Brahman Absoluto o Conciencia Absoluta.

WIE: ¿Qué es la muerte del ego para el buscador sincero de moksha (liberación)?

MA: Si el ego es irreal, ¿de qué muerte está hablando? Superponemos lo irreal sobre lo real. Lo que existe realmente es Brahman. No es un descubrimiento, sólo es exponer a la luz.

WIE: ¿Cuáles son los signos de verdadera trascendencia del ego?

MA: Uno que ha ido más allá del ego se convierte en una ofrenda para el mundo, como un palo de incienso que se quema mientras ofrece su fragancia a otros. Para tal persona, no hay un sentido del otro. Es difícil decir cuál sería un signo claro. La gente aparenta, o imita tal o cual cualidad –pero para un maestro verdadero, uno que realmente no se identifica con el ego, todo su ser, y cada acción, es una expresión pura del amor divino y el auto-sacrificio. El amor divino y el auto-sacrificio no pueden ser imitados.

WIE: ¿Es posible para un maestro aniquilar completamente su ego?

MA: Un mahatma (alma grande) es uno que deja de identificarse con el ego; ellos lo ven todo como una extensión del Ser. Debido a nuestra ignorancia, nos identificamos con el ego, con lo que no es real, pero un mahatma no está identificado de ningún modo con el ego, con lo irreal.

WIE: ¿Cómo ayuda el guru a aniquilar el ego del discípulo?

MA: Un verdadero maestro crea las situaciones que permitirán al buscador o buscadora salir de su sueño. El discípulo o discípula quiere continuar durmiendo y soñando, pero el maestro quiere despertarlos Todo el esfuerzo del maestro va dirigido a de algún modo devolver al discípulo a la realidad de su verdadera existencia.

WIE: Se dice que el ego irá hasta cualquier punto para mantener su poder sobre el individuo, incluso enmascarándose como nuestro propio anhelo espiritual. ¿Cuáles son las cualidades más importantes para conseguir el éxito en la lucha contra los infinitos trucos del ego?

MA: Llevar a cabo el propio dharma con la máxima shraddha. La shraddha es muy importante en los estadios iniciales del camino espiritual; es absolutamente esencial.

WIE: ¿Qué es la shraddha? ¿Es la fe en la posibilidad de trascender el ego en esta vida?

MA: Shraddha es más que simplemente fe. Es confianza y amor. Tanto la confianza como el amor son necesarios para trascender el ego –confianza en la existencia de una realidad superior, amor por tal realidad, y un intenso anhelo por realizarla.

WIE: ¿Cuál es la mejor forma de cultivar el discernimiento frente a todas las tentaciones del ego?

MA: Igual como un niño pequeño deja al crecer su osito de peluche y otros juguetes, un buscador sincero ganará el poder para discernir entre lo eterno y no eterno, a medida que crezca su comprensión y avance a lo largo del camino. El poder del discernimiento amanece en nosotros a medida que adquirimos una mejor comprensión y maduramos. A medida que aprendemos a evaluar las experiencias de la vida de la manera correcta, empezamos a utilizar automáticamente nuestra inteligencia para discernir. Tiene lugar un florecimiento interior –como un capullo de flor al abrirse. Es parte de un proceso lento pero continuo. Existe un mensaje divino oculto tras cada experiencia que te trae la vida –tanto las experiencias positivas como las negativas. Sólo hay que penetrar bajo la superficie, y allí recibirás el mensaje. Nada viene de fuera; todo está dentro de ti. El universo entero está dentro de ti.
Puede haber muchas tentaciones y retos a lo largo del camino. Únicamente una persona experimentada puede ayudarte. El camino hacia la moksha es muy sutil, y es fácil que un aspirante espiritual sea engañado.




WIE: ¿Cuál es el papel del maestro espiritual para guiar al buscador en el camino hacia la moksha o liberación?

MA: Si quieres aprender a conducir, necesitas que te enseñe un conductor experimentado. A un niño hay que enseñarle cómo atarse los cordones. ¿Y como puedes aprender matemáticas sin un profesor? Hasta un carterista necesita un maestro para enseñarle el arte de robar. Si los maestros son indispensables en la vida cotidiana, ¿no necesitaremos aún más un maestro en el camino espiritual, que es extremadamente sutil?
Aunque este conocimiento sutil es nuestra verdadera naturaleza, nos hemos identificado con el mundo de los nombres y las formas durante mucho tiempo, pensando que eran reales. Ahora necesitamos terminar con esta identificación. Aunque en realidad, no hay nada que enseñar. Un maestro simplemente te ayuda a terminar el viaje. Si quieres ir a un lugar distante, puedes querer comprar un mapa. Pero, no importa lo bien que te estudies el mapa, si vas a una tierra totalmente extraña, un lugar desconocido, no sabrás nada del lugar hasta que realmente llegues. Y tampoco te va a decir mucho el mapa acerca del viaje en sí mismo, de los baches del camino y de los posibles peligros que puedas encontrar. Por ello, es mejor que te guíe alguien que ya ha hecho el viaje, alguien que conoce el camino por su propia experiencia.
En el camino espiritual, hemos de realmente escuchar, y después contemplar lo que dice el maestro. Tenemos que ser humildes para poder recibir. Cuando escuchamos realmente y después contemplamos sinceramente, asimilaremos las enseñanzas de manera correcta.

WIE: ¿Por qué se dice que la sumisión a un guru es tan importante a la hora de ayudar al discípulo a trascender el ego?

MA: El asiento del ego es la mente. Cualquier otro obstáculo puede ser eliminado usando la mente, excepto el ego, porque el ego es más sutil que la mente. Únicamente a través de la obediencia hacia alguien que está firmemente asentado en esta experiencia suprema, puede uno conquistar el ego.

WIE: Usted no tuvo un guru externo, y así y todo trascendió completamente su ego. Parece como si hubiera contado con aquello sin forma como el guru que la llevara por el camino.

MA: Sí, se podría decir así. Pero Amma consideró a toda la creación como su guru.
WIE: ¿Es la obediencia perfecta al guru, en último término, lo mismo que la muerte del ego?

MA: Sí. Es por ello que el satguru (maestro espiritual realizado) se describe en los Kathopanishad como Yama, el señor de la muerte. La muerte del ego del discípulo puede tener lugar únicamente con la ayuda de un satguru.
La obediencia no es algo que pueda forzarse sobre un discípulo. El discípulo viene tremendamente inspirado por el maestro, quien es la encarnación de la humildad. La obediencia y la humildad ocurren simplemente, en presencia de un maestro verdadero.

WIE: Requiere un valor poco común afrontar la muerte del ego.

MA: Sí, muy pocos pueden hacerlo. Si tienes el valor y la determinación de llamar a la puerta de la muerte, encontrarás que no hay muerte. Porque incluso la muerte, o la muerte del ego, es una ilusión.

WIE: Ha habido algunos poderosos maestros espirituales que parecen haber sido impulsados por los motivos impuros del ego. ¿Piensa que las experiencias espirituales pueden en ocasiones dar poder al ego en lugar de destruirlo?

MA: Amma no está de acuerdo en que esos maestros a los que se refiere estén realizados. Un maestro Autorrealizado es completamente independiente. Tales seres no tienen que depender de nada externo para su felicidad, porque están llenos de bendición, que obtienen de su propio Atman. Amma diría que todo el mundo forma parte de una muchedumbre, excepto estos maestros realizados. De hecho, a excepción de estas pocas almas, no existen individualidades. Sólo aquel que está realizado es individual de manera única y totalmente independiente de la multitud. Solamente estas almas tienen existencia individual en el mundo de la dicha.
Los verdaderos maestros espirituales tienen que establecer un ejemplo a través de sus acciones y sus vidas. Aquellos que abusan de su posición y poder, aprovechándose de otros, obviamente no derivan toda su felicidad y contento de dentro de sí mismos, por lo que no pueden ser maestros realizados. ¿Por qué ambicionaría adulación o poder un maestro realizado? Aquellos que lo hacen, están todavía bajo el control del ego. Pueden alegar que están realizados, pero no lo están. Un maestro perfecto no alega nada. Simplemente es –es presencia.
Hasta el momento de la realización, la persona no estará a salvo de las tentaciones de sus deseos.

WIE: ¿Así que podría decir que personas como éstas se han vuelto más orgullosas como resultado de haber tenido experiencias espirituales? ¿Pueden las experiencias espirituales en ocasiones fortalecer el ego de manera negativa?

MA: La gente a la que le ocurre esto se engañan, y confunden a los otros también. De hecho, llevarán a otros hacia el engaño. Algunas personas consiguen vislumbrar algo brevemente, o tienen un experiencia espiritual, y entonces piensan que han alcanzado la moksha. Únicamente alguien que no está realizado pensará, “Soy espiritual, estoy realizado”, y esto creará un ego fuerte y sutil. Un ego sutil es más peligroso que uno burdo. Incluso los propios individuos no entenderán que el ego sutil es el que les está llevando o motivando, y este ego sutil se convertirá en parte de su naturaleza. Tales personas harán cualquier cosa por renombre y fama.
Amma también siente que este tipo de orgullo hace que las personas pierdan su capacidad de escuchar. Y escuchar es extremadamente importante en el camino espiritual. Una persona que no escucha no puede ser humilde. Y es únicamente cuando somos realmente humildes que la Conciencia pura preexistente se desplegará dentro de nosotros. Únicamente uno que es más humilde que el más humilde puede ser considerado como más grande que el más grande.

WIE: Ya que es posible alimentar el ego mediante las experiencias espirituales, ¿es necesario cultivar la pureza primero?

MA: No hay ninguna necesidad de obsesionarse con la pureza. Enfócate en tu dharma, llevándolo a cabo con la actitud correcta y con amor. Entonces, la pureza seguirá.

WIE: ¿Qué es dharma, en la forma en que lo está usando?

MA: Dharma es la acción correcta en el lugar correcto en el momento correcto.

WIE: ¿Cómo puede uno saber cuál es su dharma?

MA: Amando la vida con la actitud correcta, y teniendo la comprensión correcta, sabremos qué es lo correcto que hay que hacer. Y después, si llevamos a cabo nuestro dharma, vendrá la pureza.

WIE: ¿Cómo cultiva este tipo de amor?

MA: El amor no es algo que pueda ser cultivado –está ya dentro de nosotros en toda su plenitud. La vida no puede existir sin amor; son inseparables. Vida y el amor no son dos; son uno y el mismo. Canalizando un poco tus energías de la forma correcta se despertará el amor dentro de ti.
Se necesita una fuerte intención para alcanzar el objetivo de la liberación; tienes que estar enfocado en este objetivo. Así, cualidades como el amor, la paciencia, el entusiasmo y el optimismo surgirán de dentro de ti. Estas cualidades trabajarán para ayudarte a conseguir tu objetivo.

WIE: Es reverenciada por muchos como la encarnación del amor incondicional, y literalmente abraza a todos los que viene a verla. Pero he oído que también puede ser muy fiera con sus estudiantes. ¿Cómo se compaginan estos dos métodos de enseñanza tan diferentes?

MA: Para Amma no hay dos métodos diferentes; Amma tiene un solo método, y éste es el amor. Este amor se manifiesta como paciencia y compasión. De hecho, si viene un ciervo y se come los tiernos capullos en flor de tu jardín, no vas a ser amable con el ciervo diciéndole suavemente, “Por favor, ciervo, no te comas las flores”. Tienes que gritarle, e incluso agitar un palo. A veces, es necesario mostrar este tipo de comportamiento para corregir al discípulo. Kali es la madre compasiva en su forma de aplicar disciplina. Aunque mira en sus ojos –no hay ira allí.
Amma únicamente disciplina a aquellos que han elegido estar cerca de ella, y lo hace sólo cuando están listos para ser disciplinados. Un discípulo es alguien dispuesto a ser disciplinado. El guru primero envuelve al discípulo con amor incondicional sin barreras, de forma que cuando finalmente se discipline al discípulo, él o ella sea consciente de la presencia de este amor en todas las situaciones.
Amma ayuda a sus niños a estar siempre conscientes y alerta. El amor tiene muchos aspectos. Cuando Amma disciplina a sus niños, lo hace con el único propósito de guiarlos a lo largo del camino, para ayudarles a florecer plenamente. Este florecimiento tendrá lugar únicamente si se crea una atmósfera propicia. Nunca se puede forzar. Un maestro verdadero no fuerza a sus discípulos o discípulas, porque la conciencia pura no puede forzar nada. El maestro es como el espacio, como el cielo sin límites, y el espacio no puede herirte. Sólo el ego puede forzar y herir. Amma pacientemente seguirá creando oportunidades para que esta apertura interior, este florecimiento, tenga lugar dentro de sus niños. La relación guru-discípulo es la más alta. El lazo de amor entre el guru y el shishya (discípulo) es tan poderoso que uno puede sentir a veces que no hay guru ni shishya –desaparece todo sentido de separación.

WIE: ¿Qué hace cuando el ego toma el control sobre uno de sus discípulos?

MA: Amma amorosamente ayuda a sus niños a darse cuenta del peligro de estar bajo el control del ego, y les muestra cómo salir de ella.

WIE: Algunos psicoterapeutas y maestros espirituales occidentales creen que debemos desarrollar egos fuertes antes de buscar la trascendencia del ego. Dicen que la mayor parte de nosotros tenemos egos débiles o dañados, como resultado de los traumas emocionales y psicológicos que hemos sufrido a lo largo de nuestras vidas, y hablan en favor de diversas formas de terapia para ayudarnos a construir nuestro carácter, ego y sentido de la individualidad. Usted tuvo una infancia difícil; tuvo que soportar un tratamiento rudo e incluso el abuso físico, y así y todo ha trascendido su ego completamente. ¿Estaría usted de acuerdo con esos profesores de que en la búsqueda de la iluminación, primero hemos de construir el ego antes de emprender su trascendencia?

MA: La mayor parte de personas están profundamente heridas en su interior, y estas heridas han sido causadas por el pasado. Estas heridas normalmente quedan sin curar. Son heridas no sólo de esta vida, sino también de vidas previas, y ningún doctor o psicólogo las puede curar. Un doctor o psicólogo puede ayudar a la gente a soportar la vida hasta cierto punto, a pesar de esas heridas, pero no pueden realmente curarlas. No pueden penetrar a la suficiente profundidad en sus propias mentes para quitar sus propias heridas, aún menos penetrar lo bastante profundo en la mente del paciente. Solamente un maestro verdadero, completamente libre de cualquier limitación, y situado más allá de la mente, puede penetrar en la mente de una persona y tratar con su infinita energía aquellas heridas sin curar. La vida espiritual, especialmente bajo la guía de un satguru, no debilita la psique; la fortalece.
La causa última de todas las heridas emocionales es nuestra separación del Atman, de nuestra verdadera naturaleza. Puede ser necesario para una persona ir a un psicólogo, y eso está bien –pero apartar la espiritualidad para primero fortalecer el ego es perpetuar este sentido de separación, y esto únicamente llevará a más sufrimiento. ¿Qué utilidad tiene pensar, “Iré al médico en el momento en que me sienta mejor”? Esperar para que las circunstancias internas o externas sean “las correctas” antes de embarcarse en el viaje espiritual, es como estar de pie en la orilla, esperando que las olas se calmen del todo antes de saltar dentro del océano. Esto nunca va a ocurrir. Cada momento de la vida es extremadamente precioso, una rara oportunidad. No deberíamos desperdiciarlo.